lunes, 16 de marzo de 2020

El Coronavirus y sus efectos psicológicos.

La expansión de un coronavirus hasta ahora desconocido para ciencia y causante de una neumonía que puede ser fatal ha desatado la preocupación, incluso la histeria, en todo el mundo.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que la infección causada por este coronavirus ya puede definirse como una pandemia  y animó a todos los países a tomar las medidas apropiadas para prepararse a ello.  Sin embargo, esta definición no dice nada acerca de la gravedad de esta enfermedad y esta, en muchas ocasiones, tiene que ver con la percepción social que con las consecuencias clínicas.

Las estimaciones actuales de mortalidad asociada al nuevo coronavirus lo sitúan en un rango parecido al de otras infecciones respiratorias serias causadas por virus.  Igual que la gripe, afecta especialmente con otras patologías, con sistemas inmunitarios comprometidos o de avanzada edad.  Pero entonces, ¿por qué tenemos tanto miedo de este nuevo coronavirus cuando tenemos muchas más probabilidades de contraer la gripe? 

La mente, el aparato psíquico y el mundo interno de las personas reaccionan a la llegada de esta pandemia con mucha angustia porque se trata objetivamente y realmente de una situación angustiante y preocupante.

Entonces reaccionamos con miedo y preocupación y anormalmente con pánico.

La preocupación por COVID-19 no se ajusta exactamente a la factura del trastorno de ansiedad por enfermedad.  Las personas con tendencias tradicionalmente hipocondríacas generalmente tienen ansiedad generalizada por enfermedades y síntomas, en lugar de por una enfermedad particular.

Es completamente racional estar ansioso, porque no estamos seguros de cómo se desarrollará.

Aún así, hay una diferencia entre sentirse inquieto por un tema incierto y estar ansioso hasta el punto de que la preocupación dificulta el sueño y la vida diaria.

La sobrecarga de información falsa y la acumulación de preocupaciones tienen nefastas consecuencias en el bienestar físico y psicológico y pueden acelerar la mente a una velocidad aterradora.  En la era digital, esto está pasando con una intensidad nunca antes vista.

El resultado de la sobrecarga informativa es una velocidad espantosa y estéril de pensamientos, muchos pensamientos inútiles y una serie de consecuencias físicas y emocionales avasallantes.  ¿Por qué sufren consecuencias físicas a raíz de la ansiedad?

Cuando el cerebro está desgastado, estresado y sin reposición de energía, busca órganos de choque para alertarnos.

El miedo es el virus más grave que puede afectar a los seres humanos.  Hace que entremos en pánico y tomemos actitudes irracionales como discriminar a los demás, desarrollar una ansiedad grave y en algunos casos causar depresión y perder la habilidad para reinventar y responder inteligentemente en situaciones estresantes.

Debemos tomar todas las medidas recomendadas para la prevención y además, trabajar nuestras herramientas de gestión de emociones para prevenir que nuestra salud mental sea infectada por nuestros miedos, desesperaciones y ansiedades.

Lo más importante para combatir la ansiedad es la información.

Volver a la rutina es una de las recomendaciones especificas que han realizado para grandes y chicos, todo tipo de organismos especializados en psicología, con la Organización Mundial de la Salud al frente.

Además de tener un menú informativo sano e intentar normalizar la situación, debemos centrarnos en lo positivo, buscar apoyo afectivo en el entorno, evitar la estigmatización de las personas afectadas.

En resumen, se recomienda mantener la perspectiva y buscar ayuda en caso de necesitarla:

  1. Mantener las cosas en perspectiva: El hecho de que haya una gran cobertura de noticias sobre este tema no significa necesariamente que represente una amenaza para usted o su familia.
  2. Conocer los hechos: Es útil adoptar un enfoque más clínico y curioso a medida que se siguen los informes de noticias sobre el virus.
  3. Comunicarse con los más chicos: Discutir la cobertura de noticias del coronavirus con información honesta y apropiada para la edad.
  4. Mantenerse conectado: Mantener las redes sociales puede fomentar una sensación de normalidad y proporcionar valiosos medios para compartir sentimientos y aliviar el estrés.
  5. Buscar ayuda adicional: Las personas que sienten un nerviosismo abrumador, una tristeza persistente u otras reacciones prolongadas que afectan negativamente su desempeño laboral o sus relaciones interpersonales deben consultar con un profesional de salud mental capacitado y experimentado.


Licda. Yoliani Rojas
Psicóloga

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