jueves, 22 de agosto de 2019

Cómo educar a los hijos para un futuro exitoso

Educar hijos es hoy más desafiante que nunca.  Modelar el carácter de un niño es aún más urgente debido a que los hijos se enfrentar a diario con ideas que parecen opuestas a las de sus padres.

En nuestros días los niños son bombardeados con mensajes de los más variados por los medios de comunicación, Internet, otros adultos y sus compañeros.  Estos mensajes confusos llegan a nuestros hijos por un camino que los vuelve insensibles a muchos males sociales como la violencia, la inmoralidad, los malos tratos y la discriminación.

Las estadísticas sobre homicidio adolescente, acoso escolar (bullying), tiroteos en las escuelas, suicidios, abuso de drogas y alcohol reflejan cambios importantes en la condición de la infancia.  En el contexto actual, a los niños les resulta mucho más difícil aprender lecciones de autocontrol, autoestima y empatía hacia los demás.

Los niños de hoy son más propensos a la depresión, la ansiedad y la conducta compulsiva.  Al mismo tiempo, existen más presiones económicas sobre los padres, quienes trabajan cada vez más horas y más duramente, lo que les deja menos tiempo para pasarlo con sus hijos.

A pesar de estos desafíos, los padres son todavía la mejor protección ante la posibilidad de que sus hijos caigan en drogas y alcohol, el sexo prematrimonial y los desórdenes alimenticios.  Los padres que diariamente asumen un papel activo en la educación de sus hijos cosecharán finalmente la recompensa de ver cómo se convierten en adultos sanos y responsables.

Aunque la labor de criarlos no es una ciencia exacta y carece de garantías, los padres que dedican tanto tiempo como pueden a estar con sus hijos tendrán más probabilidades de influir en ellos y prepararlos para la edad adulta.

Hay veces en que ser padre parece una tarea insignificante, especialmente cuando uno está cambiando pañales, limpiando, o discutiendo sobre la hora límite para volver a casa y sobre lo desordenada que está la habitación de sus hijos.  Sin embargo, ser padre es una de las ocupaciones más importantes y delicadas encomendadas a los seres humanos.

Considérese la relevancia de criar a un hijo no solo para que sea obediente, sino para que crezca y adquiera un carácter maduro y una autoestima saludable, de manera que sepa gestionar sus emociones y relacionarse positivamente con los demás.  Educar a los hijos es una tarea sumamente importante.

Los padres deben identificarse con los sentimientos de sus hijos.  Debieran usar las emociones negativas y positivas como oportunidades para enseñar a sus hijos importantes lecciones sobre la vida y construir una relación más estrecha con ellos.

Los padres pueden convertirse en entrenadores emocionales de sus hijos siguiendo algunos de estos pasos:

  1. Sé consciente de las emociones de tu hijo.  Todas ellas son una oportunidad para una relación más estrecha con él y para impartirle enseñanzas.
  2. Escúchale atentamente.  Los padres deben aprender a escuchar a sus hijos y a identificar sus sentimientos.  Tu actitud hacia ellos es esencial para ayudarlos a que lleguen a ser adultos emocionalmente inteligentes y responsables.  Asegúrate de que tu lenguaje no sea crítico, juzgador ni culpabilizador.
  3. Ayuda a tus hijos a encontrar formas de reconocer las emociones que sienten.  A veces el niño puede llorar, golpear o dar fuertes pisotones y esto se interpreta normalmente como ira.  Sin embargo, la mayoría de las veces estos accesos de ira son solo expresiones de lo que hijo realmente está experimentando.  En lugar de enojarte con tu hijo y gritarle o increparle, pregúntale qué siente y proporciónale palabras que definan sus sentimientos como triste, frustrado, ansioso o molesto.
  4. Marca límites mientras buscas soluciones al problema en cuestión.  Los hijos necesitan padres que establezcan límites claros que resulten apropiados para su edad.  Ellos confían en esta orientación tanto en la infancia como en la adolescencia.  Empiezan a pedir independencia desde muy temprano, pero el padre que se la da de manera ilimitada no le hace a su hijo un favor.  Más bien, crea confusión e inseguridad en el niño.  Por otra parte, un padre demasiado controlador que no permite a su hijo ejercer algún grado de independencia obstaculiza su desarrollo.  
Se ha de respetar a los hijos, reconocer que tienen sus propios puntos de vista y darles la oportunidad de tomar decisiones.

Padres, recuerden que las acciones hablan más que las palabras.  Los hijos observan todo lo que hacen sus padres.  Toman nota de ello y más tarde imitan cómo viven sus vidas los adultos que se relacionan con ellos, qué hacen y cómo tratan a quienes los rodean.

"NO DEBEMOS SOLO PRACTICAR LO QUE PREDICAMOS, SINO TAMBIÉN PREDICAR LO QUE PRACTICAMOS"

miércoles, 14 de agosto de 2019

¿Por qué los niños no deben comenzar a leer y a escribir antes de los 6 años?


¿Por qué los niños no deben comenzar a leer y a escribir antes de los 6 años?

Cuando nuestros hijos comienzan el segundo ciclo Educación Infantil, lo más común a todo nuestro alrededor tanto padres amigos como familiares, es que cuando está ciclo ha terminado el niño sepa leer y escribir.

Con lo cual en muchas ocasiones convertimos la infantil en una pre primaria, es necesario que nuestros hijos aprendan a leer escribir antes de esa edad.

«La correcta armonía en la ejecución de los movimientos permitirá que las otras estructuras cerebrales, las que organizan lo emocional y lo mental, se vayan activando con buen equilibrio»  
Por tanto es fundamental que la evolución, coordinación y madurez se realice correctamente para que el aprendizaje de la lectura se realice con éxito.

Los requisitos madurativos necesarios para iniciar el proceso de aprender a leer, que según Jordi Catalán son los siguientes:

1. Tener una movilidad adecuada. Para aprender a leer es fundamental que el niño se pueda mover adecuadamente, que tenga buena coordinación de los movimientos.

2. Dominar y controlar los movimientos. Para que el aprendizaje de la lectura y la comprensión lectora se desarrollen con éxito es fundamental el dominio y control de los movimientos.

3. Poseer una organización visual correcta. En el proceso de aprendizaje de la lectura es fundamental poseer una buena visión, con buenos movimientos visuales y una buena coordinación del movimiento fino.

4. Adquirir un vocabulario rico y maduro. En el proceso de aprendizaje de la lectura también es importante que el niño adquiera un nivel adecuado de vocabulario y que sea capaz de expresar las ideas con claridad.

5. Desarrollar la capacidad de escucha.  Cuando estamos leyendo, nos estamos escuchando. Por esta razón es importante que el niño sea capaz de escucharse a sí mismo.

6. Desarrollar una lateralización adecuada. En el proceso de aprendizaje de la lectura también es importante tener una lateralidad bien definida.

7. Tener motivación. Para aprender a leer, también es fundamental la motivación, las ganas por aprender, por saber más.

8. Seguir un buen método de aprendizaje. El sistema de aprendizaje para aprender a leer tiene que ser el adecuado para la capacidad madurativa del niño.

Consecuencias de aprender a leer y escribir antes de tiempo:

Falta de motivación frente a la lectura y la escritura.

Aumento de las faltas de ortografía en un futuro cercano debido a un mal aprendizaje.

Rechazo y bloqueo frente al propio aprendizaje debido a que esté en su mayoría se realiza mediante lectura y escritura.

Desencadena un sentimiento fuerte de frustración.

Disminución de su autoestima
Sentimiento de inferioridad frente a sus compañeros.

Pérdida de interés por la lectura y la escritura en general.

Miedo y ansiedad.

Como resumen diremos que no hay edad concreta para empezar el proceso de lectura, lo ideal sería evaluar y diagnosticar el estado madurativo de cada uno de los niños con el fin de establecer un momento idóneo para desarrollar estos aprendizajes. 

Si bien en nuestro sistema educativo la masificación de las aulas y el trabajo que tienen los maestros es una tarea bastante complicada. Por lo cual debemos de apoyarnos en su criterio y apoyar su trabajo desde nuestra casa.

lunes, 5 de agosto de 2019

¿Qué hijos le dejamos a nuestro mundo?

La pregunta real es ésta. No es la típica “¿Qué mundo le dejamos a nuestros hijos?”. Por el mundo nuestras dos manos no dan como para cambiar casi nada importante, pero sí dan como para asegurarnos que a los hijos les damos la EDUCACIÓN, los valores y los principios con los que salgan al mundo y lo hagan un poco mejor.

El mundo que vendrá, la sociedad futura, los harán los niños de ahora. Si educamos y formamos a nuestros hijos con valores y moral adecuada, tendremos mayores posibilidades de que creen y formen una sociedad mejor, que vivan en un mundo mejor.
Si por el contrario, abandonamos su educación persistiendo en el error de que quien debe educar es la escuela y nosotros nos dedicamos a dar cobijo, abrigo, alimento y algo de cariño, si nos da tiempo nuestra ajetreada vida, entonces preparémonos. Habrá otro mundo distinto al que soñamos para ellos cuando nacieron.


A mí me gustaría que mis hijos  y los tuyos y los de los demás, fuesen gente responsable, sana, de mirada limpia, honrados, no murmuradores, sinceros, leales. Lo que por ahí se llama “buena gente“. Porque si son buena gente harán un mundo bueno.
Por tanto, menos preocuparse por los hijos y más por darles una buena formación:
– que sepan distinguir el bien del mal,
– que no digan que todo vale,
– que piensen en los demás,
– que sean generosos. . . .
En estos puntos suspensivos puedes poner todas las cosas buenas que se te ocurran. 
Me parece clave el aspecto de la responsabilidad máxima de los padres para educar a sus hijos. De ellos, nosotros, depende la solidez de los cimientos éticos, morales, culturales, de relación con sus congéneres, con la naturaleza, etc. Será la base sobre la que los niños irán construyendo su propia estructura mental, creando sus esquemas y formando su criterio. De ahí saldrán sus propias ideas y deseos, que pueden diferir de los de sus padres, quienes debemos guiarlos.
También es cierto, que colaboran en la educación otros como son el colegio, la familia y resto de la sociedad, ya sea directa o indirectamente. Y parece que no somos conscientes de ello en la mayoría de las ocasiones.
Con gestos tan simples y cotidianos como tirar un papel al suelo, cruzar a pie por zonas indebidas o con el semáforo en rojo, no respetar el paso de personas con dificultad de movimiento, no ser amables y educados con los demás, ser agresivos al volante… y un sinfín de situaciones que hacemos a los ojos de unos niños que están absorbiendo como esponjas todo lo que ven y oyen. Ese tipo de conductas se van grabando en su casi vacío disco duro y servirán como ejemplo de comportamiento futuro.
Depende de nosotros, de todos, que esos discos duros no se llenen de “malware“, es decir, que las guías de comportamiento, las estructuras morales, éticas, etc. sean las adecuadas. De esta forma, tendremos muchas posibilidades de que el mundo futuro, el mundo que vivirán nuestros hijos, será, al menos, un poquito mejor.

Licda. Yoliani Rojas