jueves, 13 de junio de 2019

TRASTORNOS DEL ESPECTRO AUTISTA

Para poder avanzar hacia una cultura escolar más inclusiva, que responda a la diversidad de necesidades educativas de todos y todas sus estudiantes, incluidos los que presentan discapacidad, se precisa, además de potenciar condiciones que favorecen los procesos educativos en la escuela común, identificar las barreras que existen en el propio sistema educativo para el aprendizaje y participación de todos y todas.

¿Qué son los trastornos del espectro autista?

El autismo fue descrito en 1943 por el Dr. Leo kanner, quien aplicó este término a un grupo de niños/as ensimismados y con severos problemas de índole social, de comportamiento y de comunicación, sin embargo, recién en 1980 fue considerado por primera vez como entidad nosológica independiente, con el nombre de Autismo Infantil.  Posteriormente, en 1987, se lo deja de denominar autismo infantil para nombrarlo como hoy día se conoce: Trastorno Autista.  Con este cambio de nombre se trata de eliminar la idea de que el autismo es una alteración exclusiva de la infancia y se encuadra en un nuevo grupo de trastornos de inicio infantil: los Trastornos Generalizados del Desarrollo.

Este tipo de trastornos (Trastorno Autista, Trastorno de Asperger, Síndrome de Rett, Trastorno Desintegrativo y Trastorno del Desarrollo no Especificado) se inician antes de los 3 años y afectan varias áreas del desarrollo, especialmente las relativas a las habilidades para la interacción social, las habilidades comunicativas y lingüísticas y las habilidades para el juego y el desarrollo de actividades e intereses y se presenta con un amplio espectro de gravedad.

Los primeros síntomas suelen ser pocos claros y es frecuente que provoquen, en los padres y familiares, sentimientos de intranquilidad y temor más que una actitud eficaz de búsqueda de ayuda profesional.

Es importante distinguir el autismo del déficit intelectual.  Hoy día existe acuerdo en cuanto a considerar que el déficit intelectual es una característica que no tiene por qué formar parte del diagnostico de los trastornos generalizados del desarrollo, siendo importante que, cuando esté presente, se diagnostique por separado.

EL AUTISMO EN UN SENTIDO ESTRICTO ES SÓLO UN CONJUNTO DE SÍNTOMAS QUE SE DEFINE POR LA CONDUCTA. NO ES UNA ENFERMEDAD.  PUEDE ESTAR ASOCIADO A MUY DIVERSOS TRASTORNOS NEUROBIOLÓGICOS Y A NIVELES INTELECTUALES MUY VARIADOS.

¿Qué indicadores nos permiten detectar la presencia de trastornos del Espectro Autista?

La importancia de la detección e intervención temprana de los niños o niñas con alteraciones del desarrollo, que se enmarcan dentro de un cuadro de espectro autista, es fundamental para alentar un pronóstico positivo de su evolución.  Para que esto ocurra es fundamental que padres, educadores y profesionales del área de salud, como pediatras y enfermeras, estén interiorizados sobre las señales que indiquen alguna alteración del desarrollo normal del niño o niña y lo refieran, lo más pronto posible a profesionales especializados en el área.

Las señales a las que se debe prestar atención, tienen relación con dificultades del niño en la adquisición de conductas o habilidades relacionadas con la socialización, la comunicación y desarrollo del lenguaje, de la flexibilidad mental, además del desarrollo de la cognición y motricidad.

En el período de 18 a 36 meses


  1. No se interesa por otros niños.
  2. No hace uso del juego simulado.
  3. Presenta juego poco imaginativo, repetitivo o rituales de ordenar en fila, de interesarse sólo por un juguete concreto.
  4. No utiliza el dedo índice para señalar.
  5. No trae objetos con la intención de mostrarlos.
  6. Da sensación de no querer compartir actividades.
  7. Tiende a no mirar a los ojos y cuando mira, su mirada tiende a ser corta y de reojo.
  8. En ocasiones parece sordo, aunque otras puede parecer especialmente sensible a ciertos sonidos.
  9. Presenta movimientos raros, como balanceo, poner los dedos en posiciones extrañas.

de 3 a 5 años


  1. Baja respuesta a las llamadas de los padres o adultos o a otros reclamos, aunque hay evidencia de que no hay sordera.
  2. Dificultades para establecer o mantener relaciones en las que se exija atención o acción conjunta.
  3. Escasa atención a lo que hacen otras personas, en general.
  4. Retraso en la aparición de lenguaje que no es sustituido por otro modo alternativo de comunicación.
  5. Dificultades para entender mensajes a través del habla.
  6. Inquietud más o menos acusada que se traduce en correteos o deambulaciones sin sentido que dificultan centrar la atención.
  7. Dificultades para soportar cambios dentro de la vida cotidiana.
  8. Alteraciones sensoriales reflejadas en la escasa tolerancia a determinados sonidos, olores, sabores y afectan a hábitos de la vida como alimentación y el vestido.
a partir de los 5 años

comprobar si los síntomas anteriormente descritos están presentes o lo han estado.  Para aquellos casos del espectro autista más leves habría que comprobar a partir de esta edad lo siguiente:

  1. Dificultades para compartir intereses o juegos con otros niños.
  2. Tendencia a la soledad, en recreos o situaciones similares o a abandonar rápidamente los juegos de otros niños por falta de habilidad para comprensión de su papel dentro del juego.
  3. Juegos o actividades que, aún siendo propias de su edad, llaman la atención, por ser muy persistentes, incluso obsesivas.
Hoy en día existe unanimidad en la conveniencia de alcanzar un diagnóstico tan precoz como sea posible para permitir abordajes terapéuticos en las mejores condiciones.  El gran problema de la prolongación de la conducta autista, que impide relacionarse, es su gran poder patógeno, ya que infiltra y limita todas las experiencias que permiten las adquisiciones (comunicacionales, motrices, cognitivas y afectivas) propias del desarrollo.

puedes consultarnos a nuestra cuenta de instagram @psicoyoliani 

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