lunes, 27 de mayo de 2019

CÓMO AFECTA LA TECNOLOGÍA AL CEREBRO DEL NIÑO.

CÓMO AFECTA LA TECNOLOGÍA AL CEREBRO DEL NIÑO.

La tecnología nos rodea y a los niños les encanta, pero ¿debemos los padres fomentar su uso temprano en casa?  ¿sabemos realmente cómo influye la exposición a estas tecnologías al desarrollo cerebral de nuestros hijos?

Por el momento sabemos que un mayor tiempo de exposición a televisores, tableta, celulares, videojuegos, está relacionado con mayores indices de miopía, déficit de atención, obesidad y depresión infantil.  Según los datos que estamos conociendo la exposición temprana o prolongada a estos dispositivos puede afectar la maduración de distintas estructuras y funciones del cerebro en desarrollo.

Por ejemplo, durante los primeros años de vida el cerebro del niño debe comenzar a dominar su concentración.  A los pocos meses de edad solo es capaz de concentrar su atención solo en objetos que se mueven, tienen luces o hacen ruido, por ejemplo, un sonajero o su madre que se asoma a la cuna.

A medida que se va haciendo mayor es capaz de tener un mayor autocontrol, hasta el punto de ser capaz de concentrarse incluso en aquellas cosas que le resultan menos interesantes como un profesor que no es demasiado ameno o un libro que tenga que estudiar.

El principio que hace la mayoría de los videojuegos, apps y programas de televisión, pensadas para niños  sean tan divertidas y entretenidas es que no exigen ese nivel de concentración del niño, sino que precisamente retroceden al niño a su primera infancia y atrapan su atención con movimiento, imágenes y sonidos al igual que lo hacía el sonajero.

La realidad es que las nuevas tecnologías han llegado para quedarse y negar su existencia puede ser tan dañino como no regular la exposición de nuestros hijos a ellas.

La tecnología es una herramienta que tiene como fin facilitarnos la vida y también a ayudarnos a disfrutarla.  Ese es precisamente el sentido que debemos transmitir a nuestros hijos.

HASTA LOS 6 AÑOS.

Es totalmente lógico que usemos el celular en momentos puntuales para enseñar al niño las fotos de las vacaciones.  Sin embargo, una regla lógica teniendo en cuenta lo que acabas de leer, es que niños tan pequeños no tengan "acceso libre" a estos dispositivos, no utilicen los dispositivos de sus propios padres y cuando utilicen el de otro familiar sea siempre bajo supervisión.

ENTRE LOS 6 AÑOS Y 10 AÑOS.

El contacto con dispositivos fuera de lo que puede ser su uso para realizar trabajos escolares debería estar bien regulado por normas claras y firmes.  Los padres pueden facilitar el acceso a estos dispositivos por períodos cortos, media hora o 45 minutos los fines de semana.  Otra regla de sentido común es que si el niño no demuestra madurez para dejar el dispositivo cuando se le pide y grita, se enfada descontroladamente, es señal de que la actividad le está enganchando más de la cuenta y que no podrá seguir utilizándolo hasta que se controle.

ENTRE LOS 10 Y LOS 14 AÑOS

A partir de esta edad, el mayor tiempo que el niño utiliza la tecnología se asocia con mayores índices de fracaso escolar. Leer más libros, por el contrario, con un menor riesgo de fracaso escolar. En base a estas evidencias, parece sensato seguir limitando el tiempo de uso de los videojuegos y otras apps para facilitar que el niño se acerque a otros intereses como la lectura o el deporte y asegurarse de que el tiempo de ocio digital ocurra sólo cuando se hayan terminado los deberes.

A PARTIR DE LOS 14 AÑOS.

El uso de la tecnología para realizar trabajos o comunicarse con compañeros está extendido a estas edades y por lo tanto las principales responsabilidades de los padres son velar porque (1) los contenidos que visite y comparta el adolescente sean adecuados a sus valores y su integridad emocional (2) asegurarse de que el tiempo offline supere al tiempo online, permitiendo que disfrute de otro tipo de actividades y (3) asegurarse de que cuando está estudiando realmente lo haga y no utilice ese tiempo navegando o chateando.

Para lograr que estas pautas se cumplan es imprescindible ayudar al niño desde pequeño a disfrutar de otras actividades, a entender que la tecnología debe ser dosificada y supervisada por sus padres y dotarle de la suficiente capacidad de autocontrol para sobreponerse al desenganche diario.

Además, es imprescindible que tengamos en cuenta que el aprendizaje de este tipo de habilidades ocurre en el cerebro del niño tanto por costumbre como por imitación, por lo que el uso que nosotros hagamos de la tecnología y de nuestro tiempo libre marca y de una manera muy clara la forma en la que nuestros hijos la utilizarán.

También es importante que los padres sepan que los niños aprenden más por observación de sus padres y las niñas aprenden sobre todo de la observación de la madre, por lo que es responsabilidad de ambos progenitores mostrar un modelo de interacción con la tecnología basado en la moderación y el autocontrol.

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